miércoles, 27 de febrero de 2013

Unhope

Para la estancia en esta ciudad, la desesperanza diluirá al miedo.
Tener esperanza, es tener miedo. Al fracaso, a lo venidero, al inasible porvenir.
Y este hombre sin esperanza y con miedo.
Este hombre que no habla desde la garganta porque ya no existe el hueco que normalmente conectaría ya con los pulmones, ya con el esófago.
Este hombre, que no habla ya desde los intestinos porque,
tanto de lo percutor de esas largas estancias al centro del mosaico verde y helado;
los han deformado a tal punto, que no hay ya casi materia alguna, capaz de transitar a su interior.
Se acumula materia.
Pudre materia.
Materia podrida pudre organismo.
Organismo apesta.
Peste en lo poros, por ejemplo.
Acércate a olerle, a él, y corrobora por ti mismo el hedor de la desesperación.
Que de tan séptica y horrorosa, no se atreverán ni las ratas.

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